1508 fue el año en el que Alberto Durero dibujó a pincel sobre papel azul preparado la popular obra conocida como “Manos orando” (a la izquierda). El dibujo fue uno de los numerosos estudios preliminares para el retablo que el alcalde de Frankfurt, Jacob Heller, le había encargado para su catedral. Este estudio en particular, realizado con todo detalle, iba destinado a convertirse en las manos de uno de los apóstolos que rodeaban la tumba vacía de la Virgen en su Asunción a los Cielos. Un incendio acaecido en 1729 acabó con el retablo.
Apenas tendría 16 o 17 años cuando vi una reproducción de estas extraordinarias manos de Durero y quedé subyugado. En seguido me puse a pintarlas con óleo. La versión que realicé es libre y espontánea (a la derecha). Y fue uno de mis primeros cuadros a óleo (si no el primero).